La LPGA volverá a respirar con cierta tranquilidad y es que, luego de un complicado inicio de temporada, esta semana le da la bienvenida a Paula Creamer, quien se había perdido la primera mitad del calendario, producto de una lesión.
Creamer estuvo innactiva desde feberero de 2010.
La pesadilla de la estadounidense comenzó a finales de junio del año pasado; hasta ese momento, Paula había jugado 10 torneos y, en la mitad de ellos, se había colocado en el top 5. Todo indicaba que su primera victoria de 2009 estaba cerca; sin embargo, a la mitad de la temporada, en el Wegman's LPGA, Creamer sufrió una lesión en el pulgar de la mano izquierda, lo que la obligó a retirarse del evento.
Una semana después, la "Pantera Rosa" se presentó en el Jamie Farr Owens Corning Classic con la esperanza de regresar a la actividad. Desafortunadamente no pudo completar su ronda de práctica, por lo que se retiró del torneo antes de que éste iniciara.
Así, la joven figura del golf estadounidense recibió atención médica con la intención de jugar el U.S Women's Open, "me dieron algunas inyecciones de cortisona y no tuve más dolor durante el resto del año", dijo ayer a la prensa de su país.
Tras conseguir buenos resultados en tres de los más importantes compromisos de la agenda -U.S Women's Open (6), Evian Masters (5) y Ricoh Women's British Open (3)- además de llevarse la Solheim Cup con la escuadra norteamericana, Creamer parecía estar de vuelta y con nuevos bríos, sin embargo, un par de semanas después no pudo jugar el Safeway Classic debido a un recurrente dolor estomacal, el cual la aquejaba desde finales de 2008.
Gracias a la determinación que la caracteriza, Paula consiguió terminar la temporada a pesar de que sus últimas siete actuaciones no fueron precisamente constantes, pues se colocó en los sitios 28, 14, 4, 13, 25, 2 y 55, respectivamente.
Para el arranque de 2010 la "Pantera Rosa" no sólo engalanó el field del Honda PTT LPGA Thailand, sino que consiguió situarse en el top 10 tras la primera ronda; no obstante, "en el hoyo 15 sentí que algo tronó y el dolor era tal que sólo caí al piso y lloré; me mentalicé y finalice la pasada con lágrimas en los ojos", aseguró en conferencia de prensa. Al siguiente día se anunció su retiro e inminente regreso a suelo norteamericano, específicamente a Detroit, donde un doctor ya la esperaba para revisarla.
"Intenté de todo: inmovilizadores, guantes y demás porque todos los médicos me aconsejaban que probara lo que fuera posible antes de llegar al quirófano; pero al final tuve que recurrir a una operación y fue lo mejor porque los doctores pensaban que era cuestión de tensar mi mano y listo, pero al momento de abrir se dieron cuenta que estaba desgarrada y prácticamente tuvieron que reconstruirla", declaró aliviada.
Con esto, la joven de 23 años está consciente de que debe tener paciencia, "sé que estaré de regreso; por el momento no puedo hacer los tiros que acostumbraba ni esforzarme demasiado porque mi mano sigue hinchada y un poco rígida; he perdido alrededor de 25 yardas desde el tee, pero volverán. Sólo es cuestión de tiempo para que todo vuelva a ser como antes", dijo con una sonrisa en el rostro y tras confesar que "me tuvieron que esconder los bastones, ya que el doctor me prohibió jugar por algunas semanas".
Así, todo parece indicar que las dolencias de la "Pantera Rosa" han quedado atrás y que volverá al círculo de ganadoras pronto. Mientras tanto, la LPGA puede tomar un respiro y gritar a los cuatro vientos que una de las jugadoras favoritas del público ha vuelto.
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