12 de julio de 2010

Victoria a lo grande

La espera terminó y, luego de una lesión que la mantuvo alejada de las canchas por cuatro meses, Paula Creamer se hizo con la edición 65 del U.S. Women's Open, que además de marcar su noveno triunfo en la LPGA, le dio su primer título de Grand Slam.

Creamer comenzó a jugar golf a los 10 años y a los 13 ya era la mejor amateur de su país.

La estadounidense estuvo marginada del círculo de ganadoras por más de un año, toda vez que su última victoria llegó en el Samsung World Championship de 2008, semanas antes de que fuera atacada por una extraña bacteria estomacal que la aquejó por casi 12 meses.

Por si fuera poco, la "Pantera Rosa" se lastimó el pulgar de la mano izquierda tratando de salir del rough en el Wegman's LPGA de 2009, lo que provocó que se retirara de varios eventos y que tuviera que recibir inyecciones de cortisona. No obstante, para esta campaña, todo parecía estar en orden hasta que la lesión reapareció en el Honda PTT LPGA Thailand, orillando a Creamer a abandonar el torneo y regresar a Estados Unidos, donde su médico tomó la decisión de operarla.

Con un yeso en la mano y en completo reposo, Paula se concentró en una sola cosa: ganar el U.S. Women's Open; sabía que llegaría con dolor y con limitantes para pegar ciertos tiros, sin embargo, su determinación y coraje la mantuvieron en el camino correcto y, un mes después de someterse a cirugía reconstructiva en la mano izquierda, se coronó en Oakmont, uno de los campos más demandantes del mundo.

Desde las rondas de práctica supo que el camino sería largo y que las restricciones en su juego tenían que ser sustituidas por una mentalidad fuerte, como la que demostraron Annika Sörenstam, Meg Mallon, Juli Inkster, Babe Zaharias, Louise Suggs, Mickey Wright y otras destacadas jugadoras que consiguieron grabar su nombre en el prestigioso trofeo.

Así, Creamer no sólo tuvo que sortear las dificultades propias del campo; el viernes, una fuerte tormenta provocó la suspensión del juego y que las rondas se recorrieran, forzándola a completar casi dos pasadas el sábado y poco más de una el domingo, lo cual generó más dolor en la mano recién operada.

No obstante, Paula mantuvo la calma y se concentró en sus tiros, dejando atrás las molestias físicas para darle paso a tiros básicos, directos al fairway y al green, que al final del día concretaron una ventaja de cuatro golpes sobre sus más cercanas perseguidoras, la surcoreana Na Yeon Choi y la noruega Suzann Pettersen, quienes finalizaron con acumulado de 1 sobre par, cuatro golpes atrás de la "Pantera Rosa" que fue la única en romper el par de la cancha para el final del torneo.

Al termino de los 72 hoyos de regulación, Creamer soltó el putter y lloró, esta vez de felicidad y no de impotencia, como había sucedido durante todo el año pasado. Las emociones se potencializaron, la entrega y dedicación dieron resultado, dejando atrás meses de frustración y lucha constante.

Paula Creamer ha ingresado a uno de los grupos más selectos del golf, ése en que sólo los mejores escriben su nombre, en el que se inmortalizan y pasan a la historia.

*Video propiedad de la United States Golf Association (USGA)
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